terça-feira, 17 de novembro de 2009

EUROPA BUSCA UN PACTO CLIMÁTICO DE MÍNIMOS QUE ARRASTRE A EE UU

La secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, participaba ayer en la reunión a puerta cerrada de 40 ministros que el Gobierno danés ha organizado en Copenhague como cumbre previa. «Que nadie se tire por el puente antes de tiempo», resumió por teléfono. Ribera está en el corazón de la negociación como parte de la troika de la UE, al asumir España la presidencia de la Unión en enero: «Tener un acuerdo jurídicamente vinculante tiene muchas dificultades aunque no hemos renunciado. Pero si a cambio tenemos un acuerdo con la ambición suficiente refrendado por los primeros ministros en Copenhague no sería un fracaso».
Los negociadores de la UE ven la botella medio llena. Consideran que si en vez de un tratado completo con sanciones que hay que ratificar luego se consiguiera un texto claro que, sobre todo, aceptase EE UU, valdría la pena esperar un año. La Administración de Barack Obama ha dejado claro que no firmará nada que le obligue internacionalmente hasta que el Senado no apruebe la reducción de emisiones - entre un 17% y un 20% - que tramita actualmente. Un éxito sería acordar en Copenhague «las emisiones individualizadas de los países desarrollados a largo plazo (2050) y a medio plazo (2020), si hace falta con rangos de emisiones, y un calendario concreto y breve para tener un acuerdo internacional», dice Ribera. Es decir, que EE UU podría incluir no una cifra concreta sino una horquilla, lo que evitaría quebraderos de cabeza a Obama. Lo más problemático es el acuerdo a 2020, ya que a largo plazo hay coincidencia en la ambiciosa reducción de emisiones necesaria.
«La clave no es si es un acuerdo jurídico o no, la clave es si el acuerdo que salga tiene los elementos básicos de reducción de emisiones y de financiación. Eso es lo que tenemos que negociar con EE UU y con China, que siguen sin decir qué límite de emisiones aceptaran», dice el representante de un país europeo, que ve evaporarse sus esperanzas puestas en Obama. Este texto, como decisión de la Conferencia de las Partes, de menos de 10 folios, se negociará hasta la última hora, ya que en cada coma hay millones en juego. «Nadie se ha opuesto a que sea una decisión de la Conferencia de las Partes de la Convención, en la que todo el mundo forma parte y que obliga a todos», añadió Ribera.
A partir de ahí, se seguiría negociando el tratado. Mientras la ONU apuesta por cerrar el pacto en una cumbre extraordinaria a mitad de 2010, la ministra danesa de Energía y Cambio Climático, Connie Hedegaard, apuntó que lo normal sería cerrarlo en un año en México.
Mientras China y EE UU se alejan del acuerdo, la carrera diplomática para salvar la cumbre está lanzada. Y ha creado interesantes lazos entre países en teoría situados en bloques opuestos. Nicolas Sarkozy, presidente de la República francesa, y Luis Ignacio Lula Da Silva, su homólogo brasileño, han conformado una suerte de alianza conjunta para que un documento común, que obliga a reducir las emisiones mundiales en un 50% para 2050, sea aceptado. «No hay que permitir que Obama y Hu Jintao celebren un acuerdo basado exclusivamente en las realidades económicas de sus respectivos países», aseguró Sarkozy. «Un acuerdo que no comprometa a nadie, eso no es lo que buscamos», añadió Da Siva.
Cada uno por su lado o unidos, se volcarán en una maratón diplomático-ambiental para ganar adeptos, según anunciaron el sábado tras una entrevista con el presidente brasileño celebrada en El Elíseo.
En El País, 17 Noviembre 2009
FOTOS: Barack Obama y Hu Jintao en China; periódico El País

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